INTRODUCCIÓN
Chiou et al(2003), plantean que el uso de anticonceptivos permiten tener
un mejor manejo del proyecto de vida de las personas, ya que permiten elegir el
momento y número de hijos que se quieren tener[1]. Por otra parte, Chiou et al(2003) asevera que el embarazo no
deseado trae consecuencias tanto para la mujer como para la sociedad en
términos de costos para el sistema de salud, de alcance de objetivos
profesionales y personales[1]. El acceso a anticonceptivos es un tema de amplia
discusión que puede abordarse desde diferentes puntos de vista. Como una
estrategia de salud pública, el Fondo de Población de las Naciones Unidas
(UNFPA) en su informe del 2017, ha propuesto la anticoncepción, como un derecho
humano sexual y reproductivo[2]. Sin embargo, de acuerdo al mismo informe, las
diferentes barreras de acceso, no permiten el pleno ejercicio de este derecho[2].
La desigualdad económica, una barrera evidente.
El factor económico
influye en gran medida sobre el acceso a los
anticonceptivos. El Fondo de Población de las Naciones Unidas, señaló que la
desigualdad económica es tan solo uno de los factores de inequidad que
imposibilitan el acceso a anticonceptivos. Así pues, el quintil inferior y
segundo en riqueza, tienen menores tasas de uso de anticonceptivos en el mundo
y se da el mismo comportamiento en el caribe de América latina[2]. Así
mismo, las mujeres que viven en zonas rurales no tienen la misma tasa de uso de
anticonceptivos que las que viven en cascos urbanos[2].
En cuanto a condones, uno de los pocos (por no decir el
único) método anticonceptivo para uso en hombres. Se ha mostrado que si bien el condón está incluido en
el plan básico de salud [3][4], de acuerdo al Informe Nacional sobre
Desigualdades Sociales en Salud en Colombia, las poblaciones en los dos
quintiles de mayor pobreza se evidencia un menor uso de preservativo [5].
Con un enfoque en
Colombia, aunque el acceso al condón como un dispositivo médico está incluido dentro del plan básico de salud. De acuerdo al Análisis de
situación de condones en Colombia, se reporta
que el acceso de programas de anticoncepción está reducido a la ubicación de
entidades prestadoras de servicios de salud, con lo que se asevera que las
poblaciones más alejadas y de difícil acceso, tienen menor oportunidad de
acceso a programas anticonceptivos, que incluyen el uso de preservativo[3]. Así
mismo, debido a la priorización recursos de
las entidades públicas respecto al suministro de condones, por ejemplo,
en programas como proyecto VIH Colombia, se focaliza el uso del
preservativo en poblaciones de mayor riesgo, tales como, trabajadoras sexuales,
personas con VIH, consumidores de drogas, entre otros. Por otra parte, de acuerdo al análisis de condones en Colombia(2015), se señala
que la promoción del uso del condón en el contexto de
las entidades de salud pública se ve limitado, en parte por problemas de
abastecimiento en algunos períodos, que
se dan por inconvenientes en la contratación, presupuesto insuficiente y
estimación inadecuada de necesidades [4]
Como consecuencia de los
puntos anteriores se ha visto una relación estrecha entre las personas de más
bajos recursos con el embarazo adolescente, enfermedades de trasmisión sexual,
y procedimientos de aborto ilegales que terminan en consecuencias de salud aún más complejas. Contextualizando
mejor, de acuerdo a la UNFPA, el 95% de los embarazos adolescentes ocurren en
países en vías de desarrollo, en poblaciones rurales y con menor acceso a la
educación. Las consecuencias anexas terminan en un menor acceso a la educación,
por ende a menor probabilidad de llegar a un empleo estable[2]. Por otra parte, estudios
demuestran que las mujeres de menores ingresos económicos y con un bajo nivel
de educación tienen mayor riesgo de contraer una enfermedad de trasmisión
sexual [6].
El machismo y la religión como una barrera de
acceso:
Se ha evidenciado que la
desigualdad de género se ha constituido como una barrera de acceso a los
anticonceptivos. Dado que, en muchos países la mujer no tiene capacidad de
decisión debido a la existencia de leyes que restringen el uso de
anticonceptivos a la mujeres solo con el consentimiento del esposo, o algunos
proveedores de servicios restringen el uso de anticonceptivos a mujeres
solteras o adolescentes no casadas[3]. Así mismo, según Srikanthan(2008), se asocia el rol del
hombre con función de su virilidad, pues se genera la visión de masculinidad en relación de su promiscuidad, llevando al hombre a situaciones de
mayor riesgo, donde el uso del condón no se asegura de forma ampliada[7].
Como cita Srikanthan, la idea
ortodoxa de la
función de mujer como procreadora, ha interpuesto una estrecha relación entre
la religión y dominio del hombre sobre las decisiones de las mujeres. De este
modo, religiones como el cristianismo reducen la actividad sexual sólo con
fines de procreación, por lo que el uso de anticonceptivos está explícitamente
prohibido en esta religión. En otras culturas y religiones como el islam y el
hinduismo el uso de anticonceptivos no está restringido, sin embargo éstas
religiones fomentan la actividad reproductiva con alto interés de generar
familias numerosas. Otras religiones como el confucianismo y el taoísmo no
restringen el uso de anticonceptivos. Dado lo anterior, aunque hay religiones
que no prohíben explícitamente el uso de métodos anticonceptivos, diferentes visiones culturales ligadas a la
religión asocian el uso de métodos anticonceptivos a la promiscuidad, y la
falta de seguridad de los mismos, reprochando
aún más su uso en las mujeres jóvenes. Aunque los dogmas religiosos influencian
ampliamente las decisiones de las personas se ha encontrado que por ejemplo en
Estados Unidos las mujeres tienen una alta tasa de uso de anticonceptivos
modernos [7].
La violencia basada en
género es uno de los factores que no diferencian entre el nivel
socioeconómico o educativo. Sugiriendo
así, que el hombre, sin importar el contexto, influencia negativamente el
acceso a anticonceptivos. Esta violencia basada en género, limita el acceso a
la anticoncepción cuando el hombre asocia el uso del condón por parte de la
mujer a la infidelidad y en muchos casos se exige el no uso de condón como un
acto de confianza hacia la pareja. De esta forma se deja en manos del hombre la
decisión del uso del condón [4].
Mitos y realidades acerca de los métodos
anticonceptivos.
El condón es un método
anticonceptivo de barrera, versátil que además de prevenir el embarazo no
deseado, previene contra enfermedades de transmisión sexual como el VIH. Sin
embargo, se ha visto que su uso se ha limitado debido a la imposición de mitos
tales como que “el
material del condón permite el paso de virus”,
o que “la calidad de los mismo no es confiable”[8]. La calidad de los
condones se comprueba con la existencia del registro sanitario, que entre otras cosas, asegura que
el condón como dispositivo médico posea todos los estándares de calidad exigidos. Otras limitantes del uso del condón
son con respecto a su comodidad, en donde se cree que los condones son
incómodos de usar, que generan mal olor
o que se pueden resbalar fácilmente.[8]
Afirmaciones que se pueden debatir fácilmente evidenciando que el material de
los condones, comúnmente látex es altamente flexible y resistente. Por otra
parte se asocia la pérdida de placer con el uso del condón; lo cual se puede
refutar debido al diseño y material delgado del cual se encuentra hecho el
condón. Otro aspecto importante es que el condón puede producir alergias, para
lo cual se ha visto que si bien un pequeño porcentaje de mujeres puede ser
alergica al latex de los condones; hay condones hechos de poliuretano u otros
materiales que resuelven este inconveniente [8].
Los anticonceptivos hormonales también se han visto
sometidos a diferentes concepciones entre la población general, que restringen su uso en las mujeres. Por ejemplo,
de acuerdo a la guía de planificación familiar de la OMS, se ha infundido la idea de que el uso prolongado de
anticonceptivos orales pueden causar infertilidad, mito que gracias a diversos
estudios se puede deconstruir. De acuerdo a la misma guía, se dice que sin importar cuánto tiempo la mujer haya estado
planificando puede quedar embarazada después dejar el uso del anticonceptivo hormonal. En la misma guía se
refiere que investigaciones han demostrado que el uso
de anticonceptivos orales puede preservar la fertilidad protegiendo contra la
enfermedad pélvica inflamatoria, la endometriosis y el embarazo ectópico [9]. De igual forma, debido al escaso acceso a la información,
las mujeres que utilizan métodos anticonceptivos hormonales tienden a creer que éstos métodos son 100% efectivos para prevenir
un embarazo no deseado, creencia que crea una barrera más hacia la salud sexual
y reproductiva [8][9]. Sin embargo no hay que desconocer que como todo
medicamento o dispositivo médico, los anticonceptivos hormonales pueden generar
eventos adversos. Por tal motivo es de vital importancia tener en cuenta todos
los factores de riesgo que pueden verse asociados al uso de uno u otro método
anticonceptivo. Así mismo, la planificación debe estar guiada por parte del
equipo de salud para garantizar un adecuado uso y por ende menor riesgo de
problemas asociados a su uso.
MENSAJES CLAVE
❖
La desigualdad es un factor que
contribuye a un menor acceso a los anticonceptivos, y trae importantes
repercusiones a nivel personal como social.
❖
El machismo desde sus visiones como
la religión, la cultura y la violencia de género, constituyen factores poco
reconocidos en la sociedad, que
propician un menor acceso a los anticonceptivos.
❖
Los mitos frente al uso de
anticonceptivos pueden rebatirse con una mejor acceso a la educación sexual y
reproductiva.
CONCLUSIONES
De acuerdo al abordaje
anterior, se ha mostrado que las dificultades de acceso a métodos
anticonceptivos, abarcan las diferentes esferas de la sociedad desde el nivel
socioeconómico, como el de género, cultural y personal. Se ha visto que hay
diferentes condiciones que promueven las
barreras de acceso dentro de las cuales puede estar involucrado el Estado, y
que tanto hombres como mujeres pueden verse afectados. Además, se evidencia que
la mujer es la que sufre las mayores consecuencias de las barreras de acceso a
los métodos anticonceptivos.
REFERENCIAS
- Chiou,
C.-F., Trussell, J., Reyes, E., Knight, K., Wallace, J., Udani, J., …
Borenstein, J. (2003). Economic analysis of contraceptives for women.
Contraception, 68(1), 3–10. doi:10.1016/s0010-7824(03)00078-7
- UNFPA,
Estado de la Población Mundial 2017[internet], 2017.[citado Nov 2],
Disponible
en:https://colombia.unfpa.org/sites/default/files/pub-pdf/SP_WEB-READY_SWOP%202017%20report_3.pdf
- Bolaños
MR, Barreras para el acceso y el uso del condón desde la perspectiva de
género, 2018, Horizonte Sanitario, 18(1),
67-74[citado Nov 2] disponible en:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6674435
- Ministerio
de Salud y Proteccion Social - UNFPA Colombia[internet], Analisis de
situcaion de condones en Colombia, 2015, [citado Nov 2], Disponible en: https://colombia.unfpa.org/sites/default/files/pub-pdf/analisiscondonesColombia_web.pdf
- Instituto
Nacional de Salud, Observatorio Nacional de Salud, Informe Nacional de las
Desigualdades Sociales en Salud en Colombia. (291). Imprenta Nacional de
Colombia, Bogotá,D.C., 2015
- Arrivillaga
A, Zapata H, Tovar LM, Correa D, Varela MT, Hoyos PA, Infecciones de
transmisión sexual en Colombia: análisis basado en la encuesta nacional de
salud año 2007. 2011, Rev. Gerenc.
Polit. Salud Bogotá(Colombia). 10(20): 69-80 [citado Nov 2] Disponible en:
http://www.scielo.org.co/pdf/rgps/v10n20/v10n20a05.pdf
- Srikanthan A, Reid RL. Religious and
Cultural Influences on Contraception. 2008, J Obstet Gynaecol Can
2008;30(2):129–137[citado en Noviembre 2/2019] Disponible en: http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?doi=10.1.1.566.5&rep=rep1&type=pdf
- UNFPA-
IPPF, Myths, Misperceptions and
Fears Addressing Condom Use Barriers, 2007. [Citado Nov 2]. Disponible en: https://www.unfpa.org/es/node/5904
- World
Health Organization. (2018). Family planning : a global handbook for
providers : 2018 update : evidence-based guidance developed through
worldwide collaboration. Disponible en:
https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/260156/9780999203705-eng.pdf?sequence=1
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